Recordados parcialmente con la historia, con su nombre en letras doradas en la cámara de diputados, este pasado 10 de septiembre se celebra otro aniversario más de la batalla de Churubusco, la última batalla del batallón de San Patricio.
La historia del batallón resulta bastante trágica, casi poeticamente trágica. Cuando inició la guerra en 1846, Estados Unidos recibía un gran flujo de inmigrantes provenientes de europa, principalmente de Irlanda. La razón de este flujo era la "gran hambruna irlandesa", cuando una plaga en los cultivos de papas de la isla, de la cual dependía un tercio de la población irlandesa, acabo con los cultivos de este tubérculo, provocando la muerte de un millón de irlandeses y la migración de otro millón más.
Esta hambruna y la subsecuente muerte masiva de personas tiene su lado trágico, y es que durante el periodo Irlanda se mantuvo como un gran exportador de comida, sin embargo eran alimentos cultivados en la tierra de los lores y grandes terratenientes ingleses, así que a pesar de existir grandes cantidades de comida que pudieron alimentar fácilmente la población, estos se enviaban a Inglaterra, mientras que la población, que dependía de la producción de papas, moría de hambre.
La opción para escapar a este destino terrible, fue la inmigración a otros países, especialmente hacia EUA. Y una vez ahí, con pocas oportunidades de empleo y sin conocer a nadie en el país, encontraron que unirse al ejercito de voluntarios del país parecía ser una solución para salir de la pobreza.
Su tiempo en el ejercito no fue siempre grato, pues al parecer ellos, junto con otros inmigrantes católicos provenientes de Europa, sufrían de discriminación y de abusos por parte de los comandantes protestantes.
Entre ellos se encontraba un tal John Patrick Riley, soldado raso en el ejercito estadounidense, se rebeló junto con alrededor de otros 50, desertaron del ejercito justo antes de iniciar la guerra con México. Las razones para la deserción no parecen estar muy claras, la teoría con más aceptación es que se debió a razones religiosas y culturales, pues se identificaban más con los mexicanos católicos, que con los anglosajones protestantes.
Una vez iniciada la guerra, más soldados desertaron, por estos momentos el gobierno mexicano les ofreció salarios más altos, y hasta 320 acres de tierra (como un kilómetro cuadrado) como recompensa por cambiar de bando.
En un principio, las unidades que desertaron eran unidades de artillería, esto le dio un gran empujón a ejercito mexicano, pues éste contaba con pocos cañones, sin embargo, esto no evito que perdieron batallas como la de Monterrey, la Angostura y Cerro Gordo entre otras.
Para 1847 la unidad se había transformado en una de infantería, habiendo perdido sus cañones en aquellas batallas, su último enfrentamiento se dio en el fuerte de Churubusco, en Coyoacán, Ciudad de México, a unos días de que ocurriera la más famosa gesta heroica de los niños héroes de chapultepec.
Esta última batalla esta rodeada de ciertos mitos y leyendas, por ejemplo, se narra que no se les mando suficiente munición a la guarnición, o que si llego, esta era del modelo o calibre inadecuado.
Cuando finalmente se entrego la plaza, quedaron guardadas las palabras del general Anaya, a quién el ejercito estadounidense le demando que entregaran todas sus municiones. El general contesto "Les entregamos la plaza, pero no les entregamos parque (munición), porque si lo tuviéramos, ustedes no estarían aquí".
La batalla fue la última del batallón de San Patricio, y un terrible destino corrieron los desertores. Aquellos que habían desertado después de iniciada la guerra fueron ahorcados, la leyenda dice que se les ejecutó justo cuando la bandera estadounidense ondeó sobre el castillo de chapultepec tres días después. Los que desertaron antes de la guerra se les marco en la mejilla con un hierro candente la letra "D" por desertores.
El legendario John Riley corrio este último destino, después de la guerra el ejercito mexicano lo mantuvo a sus órdenes, sin embargo falleció 5 años después en Veracruz, algunos dicen que de fiebre amarilla, otros dicen que murió en una borrachera.
Así termino la trágica historia de aquellos que no vieron la libertad, ni en Irlanda, ni en Estados Unidos, ni en México.